martes, 24 de mayo de 2016

FRANCISCO... El Papa Comunicador - I parte

REPENSAR LA COMUNICACIÓN... EL FUTURO, HOY

"MISERICORDIANDO": 
El Papa Francisco durante este Año Santo de la Misericordia ha hecho suya esta expresión, que no tiene una traducción propia en otras lenguas. Es, por cierto, una manera muy atrevida de decir una cuestión tan profunda como tan necesaria no solo para la Iglesia sino para la sociedad en general. 
Indudablemente el Papa Francisco está haciendo de la COMUNICACIÓN una forma de ser cristiano, una forma de dar testimonio del Amor de Dios que se comunica a través de una persona concreta, Jesucristo. Nuestra vida, la misión, las relaciones en general, nuestras formas de expresar y de pensar, nuestras manos, nuestro caminar, etc. todo es comunicación. Como lo es la Santísima Trinidad, la Encarnación, la Redención y todos los misterios de Fe que hemos aprendido para comunicarlos. Creo que nada escapa a esta realidad propia de nosotros.
El Papa Francisco, ya para algunos, no solo es llamado el Papa de la Misericordia, sino también el Papa de la Comunicación. Porque "misericordiando" nos lleva a pensar en una de las palabras claves de la enseñanza bíblica y de toda la tradición cristiana. Misericordiando nos hace pensar que la acción misma de Dios, no es solo un concepto que se transmite con los labios, sino es aquello que se comunica con la vida entera, con todos nuestros gestos, expresiones y palabras.
Sabemos que estamos viviendo un tiempo muy especial en la Iglesia, un momento histórico con todo lo que está comunicando el Papa Francisco y por la forma de cómo comunica: mirándonos a los ojos y con palabras y gestos sencillos. Como lo ha hecho Jesús cuando recurría a las parábolas que en su tiempo eran la forma más sencilla de transmitir el Reino de Dios.
Quiero decirles, que todo esto es para mí una gracia que no merezco. Les confieso que he tenido momentos muy especiales que me han llevado a meditar y orar en este Año de la Misericordia, cuanto me ama Dios. Y solo he podido llegar a una primera conclusión, que seguro es también la experiencia de ustedes: Bendita la culpa que trajo tan grande regalo.
Hermanos: Después de unos años en Aucayacu, antes de la ordenación y otros años en el Napo aprendiendo a ser sacerdote misionero oblato, puedo decirles con tranquilidad, que lo aprendido es parte del querer de Dios. Confieso que dejar aquello que uno ama no es fácil. Radio Amistad me enseñó que no podemos renunciar a COMUNICAR nuestra experiencia de Dios a pesar de los momentos difíciles. El río Napo me enseñó a salir de casa para encontrarme con nuestros hermanos napurunas no solo para transmitirles a Jesús, sino también para dejarme enseñar por ellos.
Estudiar Ciencias de la Comunicación nos permite saber adquirir los elementos para saber responder y trabajar en coordinación con tantos otros proyectos que existen en la Iglesia. Proyectos comunicacionales a los cuales no se puede decir que no. Es una locura, pero es cierto: ¿CÓMO DESCUBRIR EN LA COMUNICACIÓN UN HORIZONTE PARA PROYECTAR EL PROPIO FUTURO?
Me inspira mucho el Papa Francisco. Me fascina la forma de cómo está comunicándonos a Cristo. A propósito de la palabra MISERICORDIANDO, les comparto unas líneas tan profundas, que fiel al estilo del Papa Comunicador nos transmite en su Mensaje para la Jornada de las Comunicaciones Sociales 2016, recordándonos que: "La comunicación tiene el poder de crear puentes, de favorecer el encuentro y la inclusión, enriqueciendo de este modo la sociedad [...] 
Cómo desearía que nuestro modo de comunicar, y también nuestro servicio de pastores de la Iglesia, nunca expresara el orgullo soberbio del triunfo sobre el enemigo, ni humillara a quienes la mentalidad del mundo considera perdedores y material de desecho. La misericordia puede ayudar a mitigar las adversidades de la vida y a ofrecer calor a quienes han conocido sólo la frialdad del juicio. Que el estilo de nuestra comunicación sea tal, que supere la lógica que separa netamente los pecadores de los justos. Nosotros podemos y debemos juzgar situaciones de pecado –violencia, corrupción, explotación, etc.–, pero no podemos juzgar a las personas, porque sólo Dios puede leer en profundidad sus corazones. Nuestra tarea es amonestar a quien se equivoca, denunciando la maldad y la injusticia de ciertos comportamientos, con el fin de liberar a las víctimas y de levantar al caído."

ROBERTO CARRASCO, OMI

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