Por Roberto Carrasco Rojas, OMI
Con la Laudato Si’ hemos empezado no sólo a soñar sino a dar respuestas concretas. Con la Laudato Si’ hemos empezado a articular mejor nuestro actuar como Iglesia. Con la Laudato Si’ hemos empezado a rescatar el valor de la sinodalidad en la Iglesia. Tenemos como Iglesia Samaritana una tarea por concretizar. Tenemos como congregaciones misioneras una responsabilidad por asumir.
La pregunta cae por su propio peso: ¿qué amenaza a la casa común, pero especialmente a la Panamazonía? Se trata de una amenaza que termina degradando no sólo el ambiente, sino también la persona humana y todo su entorno social. Se trata de una forma de hacer minería, pero de manera irresponsable. Ella representa una de las más grandes amenazas en toda la región panamazónica. Frente a ella ningún estado se siente o pretende ser independiente. Se trata de economías que se basan en la depredación de los territorios y, por ende, de la vida de las poblaciones indígenas y ribereñas que se encuentran en la región. Poblaciones que con el paso de la pandemia Covid 19 se recrudece su situación de vulnerabilidad.
“En Guatemala, para la Mina Marlin llegó a ocupar en una hora 250.000 litros de agua. Lo que equivale a la cantidad de agua que una familia campesina del área usa durante 22 años. En Argentina, las madres han tenido que bañar a sus hijos con el agua que saben que está envenenada con cianuro derramado por la Barrick Gold, para le extracción minera.Los cuerpos son envenenados, las extensiones de los cuerpos, amputados, heridos, masacrados.Estos episodios como muchos otros que se viven de forma permanente en muchos territorios de nuestras América Latina, en donde los intereses transnacionales y del capital, actúan por encima de las personas, las familias, la madre tierra, la vida.Como vemos, la minería está íntimamente ligada a la injusticia climática y a la profundización de una economía de desigualdades”.
“Se llevaron el oro de nuestras tierras. Y ahora nuestros manantiales de agua están afectados. Nuestras casas están agrietadas, y tenemos enfermedades en la piel. Y ahora la empresa se marcha. Han obtenido buenos beneficios con lo que llevaron de San Miguel a Canadá. Y nosotros, nos quedamos con el daño que se ha hecho”.