Los Oblatos de María Inmaculada estamos viviendo un tiempo de gracia en Nemi, Roma - Italia. Se está realizando el 37 Capítulo General de la congregación. Los oblatos que participamos de este acontecimiento que se da cada seis años, estamos representando a casi 70 países donde estamos presentes. Durante estos días, mientras recorremos los diversos pasillos de la Casa Ad gentes (de los Misioneros Verbitas), nos podemos encontrar con diversas informaciones de nuestra vida oblata que los participantes han traído para compartir.
Es así como nos encontramos con un mural dedicado al P. Franz Bänsch, OMI. Sin duda, en estos tiempos podemos encontrar testimonios de valiosos misioneros que han luchado por ser santos. Su aspiración a vivir sirviendo a la manera de Jesús, nos ayuda a buscar en la historia de hoy, hombres, ciertamente muy humanos, que con el ejemplo de su entrega nos enseñan a seguir apostando por la vida misionera oblata, como "Peregrinos de Esperanza en Comunión". El testimonio de este misionero oblato alemán nos traza hoy un camino, por el cual estamos llamados a apostar, el camino de la reconciliación y el diálogo como un paso fundamental para la paz que tanto exige nuestro mundo actual.
P. Franz Bänsch, OMI 1899 –1961
La vida del P. Franz Bänsch, OMI
Hijo de la "diáspora"
El 21 de marzo de 1899 Franz Bänsch nació en Großenhain, al norte de Dresde. Incluso entonces, los católicos eran una minoría en Sajonia entre una mayoría de luteranos o no creyentes – eso se denomina en alemán con la palabra “diáspora”. Únicamente eran el 4,9 % de la población. No había ni siquiera una parroquia en el pueblo de Großenhain.
Alois y KlaraBänsch, fueron los devotos padres de Franz, quienes quisieron dar una educación católica para su hijo. Por eso estudió en el Kapellknabeninstitut, el internado diocesano de Dresde. En 1913 se trasladó al instituto del monasterio de los Oblatos en Valkenburg, Países Bajos. El instituto tenía como objetivo preparar a los futuros hijos de esta orden religiosa. Así que, ya en ese momento, el joven Franz debía de tener un deseo fuerte de convertirse en religioso.
Pasó la mayor parte de la Primera Guerra Mundial en Valkenburg. Sólo en 1917 fue reclutado en su tierra natal de Sajonia. Sin embargo, no fue movilizado cerca del frente. Franz utilizó el tiempo para prepararse para el incierto futuro de un soldado en una guerra de trincheras y para "limpiar el aire con el Señor Dios" en la confesión. Finalmente se libró de ser enviado a las trincheras.
Un Misionero Oblato para Alemania
En 1919 Franz Bänsch entró en el noviciado de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada (OMI) en el monasterio de María Engelport.
El hermano Franz se mostró como un novicio modesto:
"Pensé que había que llevar un cierto grado de perfección. ...ya dudé de mi valía".
¿Cómo veía Franz la meta de su vida en ese momento?
"Mi vida debe centrarse en torno a mi resolución de convertirme en santo. Este pensamiento nunca debe dejarme. Nunca debo dudar de la posibilidad de alcanzar esta meta, porque el Salvador da a todos las gracias suficientes para ello. Por lo tanto, observación escrupulosa de la Regla, estricto examen de conciencia, consistencia en actuar de acuerdo a mis resoluciones".
En la década de 1920 los Oblatos fundaron varias misiones y escuelas en toda Alemania en una rápida expansión. Trabajaron sobre todo en las misiones populares. El P. Bänsch también fue nombrado misionero popular. Tras ser ordenado sacerdote en 1925, fue destinado a Silesia hasta 1928. Después sirvió como misionero en Breslau hasta 1934.
Esta vida itinerante terminó para el P. Bänsch en 1935, cuando sus superiores lo nombran Superior del monasterio de Dresde-Plauen. Al mismo tiempo se convirtió en el párroco de San Pablo en Dresden-Plauen.
El buen pastor de "MünchnerPlatz" en Dresde
Dentro del territorio de la parroquia del P. Franz Bänsch estaba la prisión de MünchnerPlatz, que era uno de los centros de ejecución más importantes del régimen nazi. Por lo tanto, la atención de los prisioneros también recaía sobre él.
La Regla de los Oblatos de 1931 decía sobre el ministerio en las cárceles:
"Como dicta la caridad, no debemos dejar ningún medio sin poner práctica para preparar a los condenados a la ejecución para una buena muerte".
El P. Bänsch asimiló este lema cuando acompañó a unos 1,000 condenados a muerte entre 1935 y 1945.
Franz Bänsch atendía a cada recluso del corredor de la muerte, independientemente de su culpabilidad o no, como un ser humano. Un prisionero le escribió:
"Con cada hombre del KPD y con cada extranjero con el que hablé en la cárcel, todos alabaron su amor a los prisioneros".
Hay que reconocer que Franz Bänsch distinguió, en el modo de realizar la pastoral, a los prisioneros políticos de los criminales y asesinos. En el caso de estos últimos, favorecía su conversión personal a Dios, y también la reconciliación con las víctimas. Pero los prisioneros políticos no eran criminales a sus ojos. La tarea era la de reconciliarlos con su difícil destino.
"Lo principal aquí era que los condenados a muerte no dejaran el mundo en la desesperación, la ira y el odio, sino que se reconciliaran con Dios en su camino a la eternidad", decía Bänsch.
Su programa: la reconciliación
La reconciliación juega un papel decisivo en la obra del P. Franz Bänsch:
▪ como misionero y sacerdote reconcilió a los pecadores con Dios;
▪ como ser humano, reconcilió a los justos con su destino injusto;
▪ como ayudante en la angustia familiar, reconcilió a los niños con sus padres;
▪ como pionero europeo, reconcilió a los alemanes con los polacos y los checos.
Describiendo el fruto de sus esfuerzos por la reconciliación, el P. Bänsch decía:
"Muchos lo han dicho... explícitamente que ellos, los checos, no desean ningún daño a los alemanes; ... que están muriendo por un mundo reconciliado y pacífico".
Pero no sólo los prisioneros eran objeto de su atención, sino también sus familiares. A través de la muerte y las fronteras nacionales, Franz Bänsch trató de informar a las familias de los ejecutados y permitirles decir adiós. Por ejemplo, transmitió las últimas cartas de despedida de los ejecutados a sus familiares. También trató de repatriar a los fallecidos checos después de la Guerra.
Una vez finalizada la Guerra, Franz Bänsch tuvo otra preocupación: la de hacer un monumento apropiado para las víctimas del régimen nazi en la prisión de MünchnerPlatz. Para él, el monumento tenía que tener un tono espiritual. Por lo tanto, en 1954 se colocó la primera piedra de la capilla Maria-Hilf en Kleinnaundorf, no lejos de Dresde, que sirvió como un lugar de recuerdo, memoria y oración.
OREMOS JUNTOS
Señor, Dios nuestro,
Tú has enviado a tu Iglesia hombres que, en tiempos difíciles, a través de la palabra y el ejemplo, guiaran a tu pueblo.
Te agradecemos que llamaras al Padre Franz Bänsch a la vida religiosa y sacerdotal. Te damos gracias por todo el bien que ha regalado a la Iglesia y al pueblo a través de su fe y su coraje.
Como misionero popular y como sacerdote, le has dotado de un pensamiento claro y de un lenguaje apropiado para que tu verdad se manifestara a muchos. Su trabajo como sacerdote y predicador, también para muchos extranjeros, está relacionado con una bendición concreta y tangible.
En dos dictaduras hizo visible tu cercanía. A través de su humanidad, como mensajero de la esperanza, y a través de su testimonio inquebrantable, el Padre Franz Bänsch también se convirtió en artífice de la reconciliación entre alemanes, polacos y checos.
Como celoso confesor y acompañante de los presos condenados a muerte, se convirtió en un mensajero de tu paz y tu misericordia. Trajo consuelo y luz a la gente, especialmente a los oprimidos y desesperados, prisioneros y refugiados, en medio de la oscuridad del odio y la violencia.
Señor, te pedimos con confianza:
Que el ejemplo de su vida permanezca presente en la mente de las personas, para que podamos contribuir a la humanidad, a la paz y la unidad en Europa.
Que la luz de su testimonio de fe toque y cambie nuestras propias vidas y se convierta en una fuente de fuerza para muchas personas.
Señor, Dios nuestro, siguiendo el ejemplo de vida y fe del Padre Franz Bänsch, aumenta mi fe, alimenta mi esperanza y fortalece mi caridad.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Breve biografía de Franz Bänsch, OMI
1899 Nace en Großenhain, al norte de Dresde.
1899-1913 Vida en familia y estudia en el colegio diocesano Kapellknabeninstitut.
1913-1917 Formación en el colegio del monasterio Oblato de "St. Karl Valkenburg"
1917-1919 Soldado en la Primera Guerra Mundial.
1920-1925 Comienza su formación en la vida religiosa con los Misioneros Oblatos.
1923 Profesa sus VOTOS PERPETUOS como Oblato en Dresde (Alemania).
1925 Recibe la ORDENACIÓN SACERDOTAL en Hünfeld (Alemania).
1925-1928 Realiza el trabajo pastoral en Silesia (hoy Polonia), donde estudia la lengua polaca.
1928-1934 Misionero popular en Breslavia.
1935-1957 Párroco en Dresde-Plauen.
1935-1945 Sacerdote en la pastoral penitenciaria con presos de MünchnerPlatzen Dresde.
1957-1961 Delegado de la pastoral diocesana para hombres
1961 Muere como consecuencia de un infarto al corazón
El P. Franz Bänsch fue Misionero Oblato de María Inmaculada - OMI
La mayor parte de su vida ejerció su ministerio atendiendo a los católicos en Sajonia (Alemania). Allí fue perseguido por los dos sistemas “antieclesiales”, el nacionalsocialismo del régimen nazi y el socialismo de ideología comunista de la antigua RDA.
Como sacerdote de la cárcel de "MünchnerPlatz" en Dresde, ofreció consuelo a los perseguidos del régimen nazi cuando se dirigían a su ejecución