Por Roberto Carrasco OMI
“Si la Creación es la casa común, hoy la atención debe ser también
sobre quién vive en ella…”. Nuevas tecnologías “emergentes y convergentes”, RoboÉtica,
inteligencia artificial… Nuevos espacios de responsabilidad, nuevas fronteras
que recorrer.
Con
ocasión del XXV aniversario de la Pontificia
Academia para la Vida, este 15 de enero del 2019 en Conferencia de Prensa
en la Ciudad del Vaticano fue presentada la Carta “Humana communitas” del Papa Francisco a Mons. Vincenzo Paglia,
presidente de dicha institución. Junto al él estuvieron el Canciller de la
Academia, Mons. Renzo Pegoraro y dos académicos, el P. Paolo Benanti, profesor
de Teología Moral de las Tecnologías y Laura Palazzani, profesora de
Biojurídica y Filosofía del Derecho.
Un 11 de febrero de 1994 el Papa San Juan
Pablo II con el Motu Proprio "Vitae Mysterium" instituyó
la Pontificia Academia para la Vida. La carta del Papa Francisco “nos recuerda esta actividad robusta de la
Academia para la Vida, exhortándola y alentándola a recorrer las nuevas
fronteras que se han abierto durante estos 25 años”, inició así su
presentación Mons. Paglia.
“Necesitamos ser cada vez más conscientes de
nuestro común origen en la creación y el amor de Dios… Hemos de restaurar la
evidencia de esta pasión de Dios por la criatura humana y su mundo… La familia
humana es una comunidad de origen y de destino, cuyo cumplimiento está
escondido, con Cristo, en Dios (cf. Col 3,1-4). En nuestro tiempo, la Iglesia está llamada a relanzar
vigorosamente el humanismo de la vida que surge de esta pasión de Dios por
la criatura humana. El compromiso para comprender, promover y defender la vida
de todo ser humano toma su impulso de este amor incondicional de Dios”, señala la
carta del Santo Padre.
“El título de la carta “Humana Communitas” [escrita el
6 enero 2019, domingo de la Epifanía del Señor] indica exactamente el punto focal de este
compromiso. Mientras estamos en medio de las cuestiones relativas al cuidado de
la Creación, se ha hecho la humanidad una nueva y muy profunda problemática
relativa a la familia humana. Si la
Creación es la casa común, hoy la atención debe ser también sobre quién vive en
ella. Y vive allí por derecho la entera familia humana”, con estas
palabras el presidente de la Pontificia Academia para la Vida mete en relación
las palabras del Papa Francisco presentadas en la encíclica Laudato Si’ con el serio
compromiso que asume hoy la Iglesia cuando se trata de la vida.
“La vida no es un concepto universal
abstracto. La vida es el hombre en su historia. La entera familia humana en la
trama de este ligamen. En esto el Papa Francisco subraya el debilitamiento del
ligamen… La fraternidad es la sustancia de la familia humana”, recalcó
Mons. Paglia.
Por ende, la
Carta del Papa Francisco pone de relieve la siguiente cuestión: “¿Cómo
es posible que, en el mismo momento de la historia del mundo en que los
recursos económicos y tecnológicos disponibles nos permitirían cuidar
suficientemente de la casa común y de la familia humana —honrando así a Dios que nos los ha
confiado—, sean precisamente estos recursos económicos y tecnológicos los que
provoquen nuestras divisiones más agresivas y nuestras peores pesadillas?”.
Frente a ello el Obispo de Roma se
interroga acerca de la misión de la Iglesia: “Se pregunta si como creyentes
hemos dado un contributo adecuado a la construcción de un humanismo que no sea
solo tratado en el contexto eclesial, sino que sea capaz de inspirar,
motivar y actuar en el mundo una
convivencia civil más fraterna”, destacó Paglia esta crítica del Papa
Francisco al proceder de una tecnocracia que alimenta desigualdades.
También la carta
entrando en el vivo del argumento señala algunos argumentos a trabajar: la bioética global, los procesos de la
globalización conectados muy estrechamente a cuestiones sobre la vida, la salud
y las condiciones sociales y ambientales. “Aquí
se mete en juego la práctica de la justicia. Dada la pluralidad de culturas y
de saberes científicos que interactúan siempre muy estrechamente en nuestro
mundo, ocurre elaborar criterios operativos universalmente compartidos que
incidan sobre las determinaciones de las políticas nacionales e internacionales”,
sostuvo Paglia.
Otro tema
que la carta pone como tarea es que “hay
que profundizar la reflexión en las nuevas tecnologías hoy definidas como
“emergentes y convergentes”. Se trata de las tecnologías de la información y de
la comunicación, las biotecnologías, las nanotecnologías y la robótica. Hoy es
posible intervenir con mucha profundidad en la materia viva utilizando los
resultados obtenidos por la física, la genética y la neurociencia, así como por
la capacidad de cálculo de máquinas cada vez más potentes. También el cuerpo
humano es susceptible de intervenciones tales que pueden modificar no solo sus
funciones y prestaciones, sino también sus modos de relación, a nivel personal
y social, exponiéndolo cada vez más a la lógica del mercado”, se abre aquí un nuevo espacio a nuestra
responsabilidad, por ello “es necesario comprender los cambios
profundos que se anuncian en estas nuevas fronteras, con el fin de
identificar cómo orientarlas hacia el servicio de la persona humana, respetando
y promoviendo su dignidad intrínseca”.
Tarea
sumamente difícil que requiere discernimiento, donde la participación en la
discusión venga de todas las ciencias que puedan involucrarse en la discusión.
Ese carácter interdisciplinar que continua
invitándonos el Papa Francisco en esta búsqueda de criterios donde el valor de
la persona y de la dignidad humana sigan siendo los elementos centrales en este proceso que se da
en un contexto donde el riesgo de un reduccionismo de lo humano y de la
sustitución del humano es latente.
De allí que
la Pontificia Academia para la Vida está siendo exhortada por Francisco a
entrar en este territorio de la técnica y ha recorrer con audacia y creatividad
con dos actitudes importantes, el discernimiento y la escucha. Un
discernimiento – dice la carta – que podemos definir como «la labor sincera de la conciencia, en su empeño por conocer el bien
posible, sobre el que decidir responsablemente el ejercicio correcto de la
razón práctica», y con una escucha atenta de los fenómenos existentes con
toda su complejidad, al mismo tiempo “exhorta
a comprometerse en un serio trabajo de interpretación para comprender en qué modo en nombre de la ciencia y de la
técnica inciden
sobre nuestra humanidad, y de elaborar criterios de evaluación que
nos consientan promover siempre la dignidad de cada persona y de todas las
poblaciones que habitan el planeta”,
finalizando así su intervención Mons. Paglia.
En
otro momento de la conferencia de prensa, Mons. Renzo Pegoraro, Canciller de la
Pontificia Academia para la Vida subraya las nuevas prospectivas que se abren y
estimulan la investigación, poniendo el énfasis en que “la Academia tiene una tarea de naturaleza prevalentemente científica
para la promoción y defensa de la vida humana”, esta tarea está ligada a al
prospectiva de una auténtica “ecología humana” que ayude a reencontrar el
equilibrio originario de la Creación entre la persona humana y el universo
entero.
En
su intervención Mons. Pegoraro al subrayar el estímulo por la investigación
señala que “la Academia tiene hoy una
particular atención a los jóvenes, para que sean ellos protagonistas de este
futuro en medio de un proceso de globalización que intenta responderse a cómo
entender la salud, cómo entender la vida humana, cuáles son los factores que
pesan siempre más en esta prospectiva de mundialización y de globalización que
vivimos”.
Lanza
una de las preguntas que será motivo de discusión, de trabajo y de
discernimiento en esta próxima asamblea
general de la Academia que se desarrollará del 25 al 27 de febrero 2019, al mismo tiempo que habrá un workshop sobre RoboÉtica: “¿qué
entendemos hoy por el uso del robot en el campo sanitario, en el campo médico,
en el campo asistencial?”
“La
Academia buscará potenciar su atención, su prospectiva con un amplio
horario y profundidad al estudio de las cosas con una particular atención a los jóvenes. Ahora hay en la Academia
un grupo de 14 jóvenes investigadores en la Biología, la Medicina, la
Filosofía, el Derecho que puedan ser
protagonistas en los desafíos de hoy, sobretodo de los desafíos del futuro
que se están delineando”, finaliza
Mons. Renzo Pegoraro.
Por
su parte, la intervención del P. Paolo Benanti mete en evidencia que hoy “estamos creando objetos que tienen un
rígido determinismo”. Estamos dirigiéndonos hacia una forma di vivir donde
incluso las máquinas superan nuestra capacidad de control. Estamos hablando de
una categoría llamada “General purpose technology” [Tecnología de utilidad
general], que no sirve simplemente solo para hacer una cosa, sino que cambia el
modo con el cual hacemos todas las cosas que actualmente caracterizan nuestra
sociedad. Por ello “es necesario crear un mapa de estas transformaciones”. Las
transformaciones que la inteligencia artificial y la robótica más avanzada está
trayendo al interno de nuestra sociedad. La idea es que ensayos de este tipo
puedan cambiar nuestras relaciones sociales y nuestra comprensión de la
realidad.
Estamos
hablando del algoritmo. Frente a ello, las preguntas son muy urgentes porque
este cambio tecnológico es diferente al cambio tecnológico precedente porque
sucede con una velocidad que no se paragona con ninguna parte de nuestra
historia. La velocidad de la tecnologización conoce bien el exponencial.
En
modo particular, “esto que es la
naturaleza propia de la Academia, esto nos interpela la naturaleza del acto
médico, nos interpela acerca de la figura del médico, nos interpela acerca del
modo correcto o meno de impostar un servicio sanitario, el tentativo de
direccionar el cuidado de la persona
hacia el horizonte del bien común que busca de caracterizar el sistema social
incluso. Frente a ello, nace el interés de la Academia que debe cristalizarse
en torno a un primer tema que es la roboética. Un tema que buscará de
confrontar las innovaciones tecnológicas, ni demonizadas ni beatificadas de por
si. Con la necesidad de producir una innovación que va en la óptica del
progreso, o sea, un progreso que va en
la óptica del bien común, sobretodo dentro de un horizonte de nuestro
compromiso en el ámbito sanitario”, remarcó el experto.
Frente
a esto, a la luz de estas transformaciones, el profesor Benanti enfatiza que “la Iglesia
no quiere ser en primera instancia portadora de soluciones, sino colaboradora para la investigación”.
En
un diálogo aparte, le preguntamos ¿cómo se está trabajando en este tema de
Iglesia como colaboradora?
“De hecho, la Iglesia se encuentra en ser un
espacio en el cual diversas competencias, diversos actores sociales frente a
este tema de desarrollo, puedan converger para hacerse algunas preguntas sobre
la realidad. Entonces, la idea podría ser de ser una asamblea abierta a todos
los hombres de buena voluntad frente a un gran desafío que tenemos con estos
nuevos temas de la robótica y de la inteligencia artificial. Si como son temas
que cambian el sentido de tantos, en esto de cambiar el sentido de tantos, se
encuentran tantas personas de buena voluntad dispuestas a colaborar”.
Al
final de la conferencia de prensa, la participación de la profesora Laura
Palazzani pone en relevancia el tema que el Papa Francisco toca en su carta: las
nuevas tecnologías “emergentes y convergentes”, señalando que estas
categorías han sido estudiadas y podemos encontrar muchos documentos que se
ocupan de ellas en estos últimos años en todo el mundo, de modo particular en
el tema de la robótica.
¿Cuáles
son los organismos ocupados en este tema desde el punto de vista bioético,
siempre en un diálogo interdisciplinar?
Uno
de ellos es COMEST [Comisión Mundial de Ética del Conocimiento Científico y la
Tecnología] que es un organismo de la UNESCO, que en un documento del año 2017
se ha ocupado del tema de la roboética, afrontado por expertos de todo el mundo
que han buscado compartir algunos elementos de la cuestión ética en el ámbito
de la robótica.
A
nivel europeo, el Consejo Europeo, mencionemos dos ejemplos: el Grupo europeo
sobre la ética en la ciencia y nuevas tecnologías y el Comité Nacional para la
Bioética y Comité para la bioseguridad, biotecnologías y ciencias de la vida.
El
año 2017 se realizó una convención sobre tecnología emergente y convergente
donde se hablaba de robótica e inteligencia artificial,
donde para afrontar los nuevos problemas emergentes se ha discutido en
dos documentos importantes:
Una
declaración general sobre cuáles son los principios éticos generales en el
ámbito de la robótica y de la inteligencia artificial. Y otro documento que ha
sido aprobado algunos días atrás y publicado por la Comisión Europea acerca del
futuro del trabajo en la época de las nuevas tecnologías.
¿Cuáles
son los elementos centrales que aparecen en estos documentos? La profesora
Palazzani responde:
1. La
dignidad humana. En una resolución del Parlamento Europeo de febrero 2017
ha sido citado y usado por primera vez la expresión “persona electrónica”
con referencia al robot. Entonces, se necesita interrogarse, ¿el concepto de
persona se puede aplicar también a la vida artificial?, ¿cuál es la
especificidad de nuestra tradición filosófica respecto al concepto de persona?,
¿cuál es el estatuto moral para el robot? ¿el robot sustituye al hombre?, ¿cuál
es lo específico de lo humano?, y todavía, ¿cómo pueden interactuar las
máquinas y el hombre? A propósito del tema del uso del robot en el ámbito
sanitario, ¿cuál es el mejor modo que respecto a las condiciones éticas se
pueden afrontar en estas interacciones?, ¿cuál es el modo que consiente
respecto a la dignidad humana?
2. La
autonomía. Es otro interrogativo que no podemos hablar fácilmente. Cuando
se habla de vehículos llamados “autónomos”, el adjetivo autónomo lo hemos
estudiado desde hace poco tiempo atrás, es un adjetivo aplicado solo a los
hombres, no podemos aplicarlo a las máquinas. O quizás no debemos decir
automáticos. ¿Qué diferencia entre autonomía y automación?, ¿cuál es la
frontera antropológica del concepto autonomía?
3. La
responsabilidad. Este es otro interrogativo que no podemos tocar hoy? Entonces,
¿el concepto de la responsabilidad cambia en la época de la robótica, en la
época en la cual el hombre delega inexorablemente algunas de sus actividades a
la máquina?, y ¿cuáles son las nuevas vulnerabilidades frente a esta relación
con las máquinas?, cito por ejemplo en el campo sanitario. ¿En qué modo podemos
construir un robot que favorezca una buena relación con el hombre?
4. La
información. Hoy el tema robótica e inteligencia artificial es un tema para
expertos, ciertamente, pero para la opinión pública, la robótica y la
inteligencia artificial está invadiendo nuestra vida y nuestra cotidianidad,
entonces, es bueno involucrar en el debate público este tema a fin de que los
ciudadanos tengan algo que pueda ser crítico.
La carta del Papa Francisco termina con una certera afirmación: “La
fuerza de la fraternidad es la nueva frontera del cristianismo”. Un
tema donde todos estamos llamados a trabajar.
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