viernes, 23 de noviembre de 2012

LOS NO CONTACTADOS EXISTEN EN EL NAPO


 "NO SE PUEDE OCULTAR EL SOL CON UN DEDO"


OPINIÓN TÉCNICA sobre el:

 Estudio técnico: “Delimitación territorial a favor de los pueblos indígenas en situación de aislamiento voluntario ubicados en la cuenca alta de los ríos Curaray, Napo. Arabela, Nashiño, Pucacuro, Tigre y afluentes”, presentado por AIDESEP

redactada por Jorge Gasché, antropólogo, IIAP/Pbio.

Observación previa: La falta del mapa en el documento sometido a nuestro examen ha sido un obstáculo importante a la cabal comprensión de las interpretaciones y argumentaciones geográficas expuestas por los autores del estudio. Por esta razón, nuestra opinión se basa sobre la apreciación de los otros criterios manejados por los autores.

El estudio contiene una recolección cuidadosa de testimonios sobre la presencia de pueblos indígenas en situación de aislamiento voluntario en la zona estudiada. Las observaciones directas de índices de tal presencia, efectuadas por los investigadores, en cambio, son pocas, aunque convincentes, y confirman el panorama general sobre la presencia de pueblos indígenas en situación de aislamiento voluntario que nos exponen los testimonios orales.

Los testimonios orales, acompañados a menudo de referencias a rastros materiales observados e, inclusive, recogidos, tienen una profundidad histórica que remonta hasta las primeras décadas del siglo 20 y fundamentan la hipótesis de la presencia actual de estos pueblos en términos de migraciones y de una progresiva retirada, ante la invasión de actores económicos nacionales (madereros, cazadores comerciales, petroleros) hacia los territorios más alejados de las vías de circulación de estos agentes, hacia las cabeceras de las quebradas más pequeñas.

Las imprecisiones, vacilaciones e, inclusive, a veces, detalles improbables, que son naturales en testimonios orales basados sobre la memoria, no quitan la plausibilidad al conjunto de los hechos atestiguados y reunidos, de manera que nos hemos convencido de la existencia real de los pueblos indígenas en situación de aislamiento voluntario en la zona estudiada.

La observación, reportada por los testigos, de señales materiales puestos en medio de los caminos de los cazadores o madereros indica la clara voluntad de estos pueblos de rechazar el contacto con la sociedad nacional. La huída regular de los indígenas fortuitamente encontrados por madereros o pobladores de la zona indica la misma voluntad.

Los ensayos de identificar los pueblos en aislamiento voluntario con etnónimos y familias lingüísticas atestiguados en documentos históricos (desde los relatos de Jesuitas hasta la etnografía de Tessmann) son interesantes y fundamentados hasta donde lo permiten las escasas fuentes.

Los fundamentos ambientales y de uso de los recursos naturales, que constituyen la segunda parte del estudio, aportan datos climatológicos, pedológicos, biológicos y ecológicos provenientes de zonas vecinas o de estudios generales sobre la Amazonía. Los inventarios y estudios realizados por un equipo del IIAP en la cuenca del río Pucacuro, que es parte del territorio de refugio propuesto, hubieran merecido ser tomados en cuenta. En cuanto a la descripción de las prácticas de uso sostenible del bosque de los pueblos indígenas en situación de aislamiento voluntario, hubiera sido más clara la posición de los investigadores si hubieran declarado explícitamente que en su estudio se trata de extrapolaciones a partir del conocimiento antropológico general existente sobre el modo de uso de los recursos naturales de los pueblos indígenas tradicionales de la Amazonía, ya que ningún investigador, hasta la fecha, ha podido observar a los pueblos en cuestión en sus actividades sociales y culturales diarias. Esta crítica, sin embargo, no desmiente el cuadro cultural general – tecnología, conocimientos, conductas personales – que da el estudio de las relaciones equilibradas y no depredadoras entre una sociedad indígena tradicional y el medio natural,

Tal vez, para dar mayor peso a sus observaciones y argumentos frente a las instancias del Estado, hubiera sido conveniente verificar el impacto de los pueblos indígenas en situación de aislamiento voluntario sobre el bosque a través de un análisis cuidadoso de vistas de satélite de última generación a fin de, por un lado, identificar los puntos de vegetación secundaria debidos a asentamientos antiguos, y, por el otro lado, detectar casas o ranchos, chacras y purmas recientes que testimonian de la presencia y ubicación actuales de estos grupos de familias indígenas. Tal esfuerzo hubiera probablemente exigido mayores gastos financieros, por lo que podemos entender que no se lo haya hecho.

Pero aún sin este aporte de observaciones y datos de la teledetección, estimamos que el estudio comprueba de manera convincente la existencia actual de pueblos indígenas en situación de aislamiento voluntario en las cabeceras de las quebradas afluentes de la ribera derecha del alto Napo y de la ribera izquierda del alto Tigre.

El peligro de muerte, hartamente conocido e históricamente atestiguado desde varios siglos, que corren estos grupos indígenas sin contacto o con un contacto sólo muy esporádico con la sociedad nacional, cuando los actores económicos nacionales se les acercan de manera más frecuente o duradera, consiste en el contagio de enfermedades, contra las que estos indígenas no tienen las defensas inmunológicas que amparan a la población nacional.

En función de este criterio humanitario y de todo el marco legal, referente a los derechos indígenas reconocidos por el Estado peruano y expuestos con detalle en el estudio evaluado, recomendamos a la Alta Dirección del IIAP brindar el apoyo institucional que conviene a la iniciativa de AIDESEP de solicitar del Estado peruano la creación de una Reserva Territorial a favor de los Pueblos en Aislamiento Voluntario de los ríos Napo, Curaray, Tigre y Pucacuro. Tal apoyo es congruente con y complementario a la propuesta de Reserva Comunal del Pucacuro que un grupo de investigadores del IIAP/Pbio viene elaborando e implementando con cinco comunidades kichwas del Tigre desde varios años.

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